Aim for the Roses

Antes de Internet, en la era de Evel Knievel, América del Norte estaba fascinada con los especialistas. Sus atrevidos números de riesgo eran coreados por un público entusiasta y arrasaban en las audiencias de televisión. El canadiense Ken Carter era un especialista del montón hasta que anunció el número que le convertiría en una leyenda: un coche propulsado por un cohete y una rampa, con el que planeaba atravesar el río de St. Lawrence, de más de un kilómetro de ancho, y aterrizar en un lecho de rosas. Tras varios intentos fallidos, el plan se va al traste y Ken Park muere durante una rutina mucho menos espectacular que casi le condena al ostracismo. Hasta que en 2008 llegó el músico canadiense Mark Haney, que decidió dedicarle a la leyenda un álbum conceptual para contrabajo. Y unos años más tarde, el director de cine John Bolton haría lo propio con la historia de estos dos hombres tan diferentes, capturando su locura y humanidad a través del arte. (Filmin)