Goldbeater

The film is off to a very promising start. Some of the ideas concerning the perception of the world around the deaf-mute main character are quite entertaining, although the film doesn't try to work with them in any clever way. Similarly, they don't attempt much in terms of world-building, so the whole inner world feels as shallow as an arcade game level (which may have been the intention), plus they populate the plot with utterly futile, annoying and unmotivated bad guys (which may not have been the intention) and soon bog down in a very repetitive action spectacle without any substance (which certainly wasn't the intention). The film cuts the branch underneath itself with a twist in the last quarter that turns the whole plot on its head and commits the cheapest deception on the viewer that can be devised. It's no longer about being stylistically surprising, it's just helplessly messing with the script. And the rest, sadly, isn't nearly as engrossing and cool as it tries to be.

If you're going to make an unpretentious action comedy, this is how you do it. Putting aside the most questionable thing – the crime plot at the heart of the film is very simple and silly, but it's not really the point, the whole thing is pulled along by both the action-packed stunt attractions, but mostly by the charisma of the two leads. Ryan Gosling and Emily Blunt work great together, they have visible chemistry and their verbal banter at times almost makes you think of classic screwball romantic comedies. It's actually a nice love letter from Drew Pearce and David Leitch to all the stuntmen, the "invisible" crew members and filmmaking in general, and the idyllic romanticization of the whole creative process without a single hint of cynicism works very well for the audience.

For Alex Garland, Civil War is a return to the tried-and-tested formula of a group of characters wandering through an "inhuman" landscape in pursuit of a vague goal, but compared to 28 Days Later, Annihilation and Sunshine, the British filmmaker is now dealing with a rather down-to-earth and quite realistic scenario. I've always seen him as a very capable genre filmmaker and I also got what I expected from his latest effort: a solid simple genre film; don't expect anything complicated or deep. The relative straightforwardness actually suits Garland far more than the artsy symbolism of his previous two efforts, which is also not to say that Civil War completely resigns itself to it. If I have one criticism, it's some all-too-obvious visual choices, in a film that, given the premise, would be best served by a straightforward and almost documentary-like approach, the director too often tries to frame the characters in all symmetry in the middle of the frame, as if they were in a Wes Anderson film, and it doesn't quite fit the concept. On the other hand, I appreciate that Garland didn't reach for some low-hanging fruit in the script and somehow politicised the film in a one-sided way at its core, so we get a story that is balanced and, most importantly, not black-and-white.

Mature sci-fi with mature themes that value the intellect of its audience. Can't we get that more often? Before I get to my minor reservations, I must first point out three things. Go to the cinema. Go to the cinema. And thirdly, go to the cinema. For epic cinematic feats in which everything is technically correct and yet completely mesmerising and impressive on an unreal scale, it makes sense to put money into buying a ticket. In short, Dune: Part Two delivers the viewing experience in all its glory. And it could easily have been over three hours long – even at 166 minutes it feels too short in places, and an extra quarter of an hour would have been easily enough. A more significant problem for me is the fact that Timothée Chalamet and Zendaya have almost zero chemistry with each other and their relationship, although the mainstay of the film, feels rushed and unconvincing. Emotionally, I simply didn't tune in to the characters. In any case, in many other ways, Denis Villeneuve translates the book into film language very effectively and once again raises the bar of contemporary science fiction a little higher. And although we'll probably have to wait quite a long time for the third film, I'm looking forward to it a lot and I'm curious to see what kind of spectacle he'll have in store for us again.

¡Qué anuncio más raro de Pepsi...! Sony continúa creando tonterías cómicas de superhéroes que parecen ignorar todo lo que los cineastas de películas de éxito han aprendido en los últimos 20 años, y sigan películas como la Catwoman de 2004. Algunas decisiones creativas, incluso en lo que respecta a la cámara, el sonido y la edición, son simplemente incomprensibles (por no mencionar los efectos especiales CGI horribles), pero el guion y la narrativa, ahí es donde está la verdadera monstruosidad. Casi todos los flashbacks de la película se repiten sin cambios dos veces por alguna razón, y todo lo que está claramente explicado visualmente será declarado en voz alta por algún personaje para mayor claridad. Siempre. Sony simplemente ve a sus espectadores como idiotas absolutos. Y aun así, eso no tiene ningún sentido. Morbius fue al menos un espectáculo más divertido.

Las biografías musicales desafortunadamente son uno de los géneros cinematográficos más gastados y limitados, y para destacar a un nivel más alto que el más superficial, necesitan o bien una historia muy rica que se eleve por encima del esquema habitual, o un creador muy talentoso que la aborde con un estilo dinámico y original. Esta película no tiene ninguna de las dos cosas. Una vez más se trata de un mosaico de dramas de la vida, sabiduría colorida y muestras de las canciones más famosas del intérprete, dosificadas con cierta regularidad para que la película no sea aburrida y cumpla con las expectativas básicas del público, pero le falta tanto una narrativa funcional que quizás justificara la existencia de flashbacks al pasado, como un conflicto interesante que elevaría la historia por encima de ser simplemente una recopilación de información de Wikipedia, además de estar plagada de numerosos clichés de género. Kingsley Ben-Adir ha aprendido cuidadosamente los modales de Bob Marley y es divertido verlo, pero simplemente no puede sostener todo el peso de la película. Además, su personaje está clásicamente pulido y desprovisto de aspectos problemáticos, porque los productores de la película son descendientes de Marley y por supuesto no quieren crear una imagen diferente a la muy favorable. Bohemian Rhapsody fue criticada por cosas similares, pero al menos esa película rebosaba de una energía creativa increíble y podía jactarse de escenas de conciertos magníficamente filmadas. Aquí, sorprendentemente, casi no existen. Además, toda la película se dirige hacia un concierto específico, pero los creadores no lo muestran, ya que cortan a los créditos finales justo cuando la acción debería despegar. Al día siguiente de la proyección, la película casi se me olvidó por completo.

Superficial, estúpida e increíblemente aburrida variación de Las esposas de Stepford. La duración de dos horas es realmente tediosa dada la vacuidad de toda la historia. Además, la película es atractiva, artificial y superficial al igual que el mundo que intenta describir satíricamente. La alta calificación realmente me choca.

Una aventura de detectives disfuncional y poco sorprendente, que, después de tres episodios torpes en los que se vislumbraban algunos motivos interesantes, se convierte en una completa farsa en el cuarto episodio. Y la idealización de las relaciones entre estudiantes y profesores dice más sobre la personalidad de los guionistas que sobre algún intento de abordar el problema.

Adam Ondra quizás esté empujando los límites, pero definitivamente no es el caso de este documental. Como retrato de una personalidad, está bien realizado, pero para que yo lo disfrute como espectador, aún le falta mucho.

Una película de terror urbana muy interesante, con una atmósfera estupenda. El hecho de que Lobos humanos sea el único largometraje de ficción dirigido por el documentalista y camarógrafo Michael Wadleigh, conocido por la legendaria película Woodstock de 1970, no es solo una curiosidad. Wadleigh imprime en la película su don de ver y sentir las subculturas, de capturar el espíritu de una era en decadencia y de un entorno único (aquí, las interminables ruinas del sur del Bronx y toda la ciudad de Nueva York a finales de los años 70 y principios de los 80). Cuanto más uno ve películas antiguas similares, en las que la ciudad es prácticamente un personaje independiente, más se da cuenta de que este elemento falta cada vez más en las películas contemporáneas, con unas pocas excepciones. En cuanto a la trama, es un poco torpe y se nota que no fue el director sino el estudio que se encargó de la postproducción de la película, pero a pesar de esto, sigue siendo un espectáculo bastante único si buscas algo más que solo una simple película de terror. Una pieza muy refrescante. Solo el notorio reciclador James Horner presenta aquí prácticamente la mitad de sus motivos utilizados en la película Star Trek II: La ira de Khan del año siguiente y en la película Alien de cinco años después, lo cual no es necesariamente malo (de hecho, sigue siendo una excelente banda sonora), pero puede desencajar un poco del argumento.