El monstruo que retó al mundo

El monstruo que desafió al mundo tiene un gran hándicap. Tiene un comienzo decente, luego va cogiendo tensión durante una hora y se dirige hacia el gran final, pero ahí termina inesperadamente y no hay final. Es una pena. Porque las áridas localizaciones alrededor de Salt Lake son brillantemente deprimentes; los actores están perfectamente escogidos; el protagonista es un personaje duro pero para nada unidimensional; y las babosas gigantes (o lo que fueran) están para morirse. Una película pulposa pero inteligente, con un sorprendente potencial de entretenimiento, que, si bien no te aburrirá, te dejará insatisfecho y decepcionado al final. Si hubiera habido un mejor clímax, le habría dado 4*. (29.10.2002)

Yeah, those were the days, the golden 50s, when Hollywood was teeming with mutated creatures. The title of the film promises much, but there is no real threat to the world. Rather, the two monsters, which look like caterpillars but live in snail shells and leave slime, move confusedly within a few kilometres. They're not too scary, they have trouble getting through ordinary doors and all you have to do to drive them away is poke them in the eye with a paddle. But they're really adorable with their cute peepers. Admittedly, the final showdown lacks charge and is very unsatisfying in that regard, but the final "dramatic" scene from the lab makes up for it. All in all, it's awfully naive, but terribly charming. Proper 4*! (22.09.2003)