Danza macabra

Un momento, esto tiene su encanto. Es lenta, los actores son un poco teatrales y se le puede reprochar su ingenuidad, pero es el tipo de ingenuidad bonita que hace de este tipo de películas un placer culpable. Pero, por encima de todo, el tema en sí mismo es absorbente (si tienes algo de pervertido curioso), y sus personajes lo suficientemente variados como para poder enrollarse entre ellos. Esta película lo tiene todo: un lesbianismo autoconsciente y liberal, un conde encantador que ama genuinamente y corteja a su novia como en la época dorada de Hollywood, una MILF cachonda y traviesa cuyo deleite en una aventura con un pescador desconocido es un placer para la vista, y un misterioso personal del castillo en una isla donde todos tienen experiencias individuales que son románticas, sexuales y mortales. ¡El deseo y el placer deben ser castigados! No es sangrienta, ni está saturada de erotismo, ni tiene mucho suspenso, pero aun así se deja ver la mar de bien. Rizzo cuenta la historia de forma discreta, incluso sublime, y él, como sus personajes, la ama. Ya en la escena inicial de su encuentro en el teatro, sus cualidades creativas de los parámetros cinematográficos tradicionales y «clásicos» se perciben en la cámara y el montaje. El espectador ocasional podría no terminarla, pero para mí es un interesante como todo un estudio de la cultura de la serie B cinematográfica. (29.07.2020)