POMO

Los monólogos de Trotski sobre la política no me interesaron, al igual que cualquier política, ya sea en películas o fuera de ellas. Pero la realización de la película tiene un nivel alto: no espectacular, más bien minimalista e íntima, con tomas compuestas ejemplares y actuaciones de calidad. El núcleo de la película es un examen psicológico del trágico choque de dos defensores de mundos ideológicos muy diferentes. Así que no espere un entretenimiento cinematográfico, es una experiencia seria y fría que no es un éxito de taquilla con una culminación escalofriante. Definitivamente recordará al menos dos escenas (cuando matan al toro en la arena + asesinato).

La cinta blanca de Haneke me proporcionó una experiencia similar. Un psicoanálisis frío y brillantemente editado de la personalidad de un asesino bestial, un hombre socialmente descarrilado, su conciencia de las acciones que cometió y la preparación detallada para su ejecución. Complejo, imparcial, de opiniones avanzadas, irritantemente controvertido. Pero no busque aquí emociones cinematográficas como los conoce de los géneros convencionales.

Una «comedia grotesca» agradable, refrescante y loca a lo francés, que evoca la sensación de que sus actores probablemente improvisaron mucho. Lo último en lo que se basaría esta película es la construcción sofisticada de la trama. En lo que sí se basa es una gran idea y el grado de simpatía, con la que nos conquistará la familia poco convencional que hasta la ocurrencia de 'ese problema' estaba satisfecha y hermosamente funcional «a lo bohemio». Pero si se no gana su simpatía, usted sufrirá durante el resto la película.

Dos jóvenes desempleados (quienes quisieran tener de la vida algo más) ganduleando por la ciudad de Casablanca, como no la solemos ver en las películas. La película no impresionará mucho a los que han visto muchas películas estadounidenses de mafiosos, porque es un poco ingenua y está narrada sin mucha emoción. La pareja de héroes es simpática, ellos saben lo que son los valores de familia o amistad, y les deseamos suerte. Durante las dos horas no te aburres y tampoco te molesta algo, pero realmente no te diviertes. En el cine marroquí, es sin duda un potencial éxito de taquilla por la buena forma y las caras simpáticas de los protagonistas. Pero no es muy interesante para los extranjeros.

Una película que hace todo lo posible para que el espectador normal la pare cuanto antes y la tire por la ventana. La primera mitad realmente da la impresión de ser un desecho de celuloide más intencional posible. Más tarde, sin embargo, el cineasta empieza a revelar las cartas, y de los sucesos alargados, vacíos e inútiles ante la cámara hace una reflexión concisa y cínica de la absurdidad de los personajes en el micromundo rumano dado, y al final lo confirma sarcásticamente y profundiza. No es fácil calificar esta obra con estrellas, personalmente prefiero películas similares hechas por Jarmusch o Kaurismaki, cuya atmósfera, aspecto visual e interpretación son más interesantes. Pero si le gusta esta fuerte contracorriente, venga de donde venga, estará en el séptimo cielo.

Una película sensible y espiritualmente avanzada que no critica a nadie (a terroristas) ni nada (la política), y solo se compadece de la gente común, de su dolor por la pérdida sin sentido de sus seres más cercanos. Brenda Blethyn no necesita comentarios, Kouyaté con su expresión individualista hechiza, y estos dos juntos nada homogéneos crean un choque inolvidable de emociones, actitudes y entendimiento mutuo. Una pequeña película fuerte.

Una producción de televisión que tiene cara de ser realmente muy seria y que no es absolutamente nada atractiva para el espectador.

Durante todo el tiempo uno se pregunta cuál es el objetivo de la película, porque lo único que vemos es como con el ojo visual austero a lo Kubrick muestra lo mal que son tratados los prisioneros del IRA en la cárcel inglesa. Incluso en la segunda mitad, cuando el guión se olvida de los personajes anteriores y se centra en el mártir voluntario de Fassbender, nos quedamos como meros observadores de cosas de las que se nos hiela la sangre de horror. Pero aquí la película ya está a otro nivel, gracias al megatalento del actor. Al final, uno llega a la conclusión de que el sufrimiento que el (los) personaje (s) sobrevivió (sobrevivieron) no fue en vano y es lo que da sentido a la película. Un fuerte disparo en la cabeza del espectador.

Un drama criminal no alegre que critica el inmanejable nivel de violencia sexual contra las mujeres en México. Una mujer policía decidida; policías y funcionarios corruptos; una joven pareja ingenua que cae en la trampa del amor, el odio y la autodestrucción; un gobernador comprado e indiferente; moderador local de radio comentando la situación... Por el ambiente y el número de personajes, la película puede evocar Traffic de Soderbergh, pero no deja de ser una obra puramente mexicana, que no sabe y a lo mejor ni quiere ser tan depredadora y cautivadora como los géneros de suspenso estadounidenses. Sin embargo, incluso en su narrativa un tanto aburrida y extensa, hay algunos momentos fuertes que no dejan frío al espectador. Muy buenas tres estrellas.

El anciano y el niño recorren Colombia, conocen las costumbres culturales del país y las colorean con tonos de acordeón o tambor. Una película silenciosa y meditativa de tempo espagueti, rodada con una cámara intuitiva de gran angular. Algunas escenas merecen ser recordadas, las que no se ven en ningún otro lado (duelo de acordeón en el ring, duelo de machete en el puente, bautizo con el lagarto). A quien le gusta tanto la atmósfera colombiana como a mí me gusta Tíbet (Himalaya), puede añadir la última estrella.