POMO

Una visión de la mente muy particular de una adolescente de instituto que odia su escuela, está obsesionada con la sangre y quiere ser cirujana. Y su cabeza está un poco desordenada. Richard Bates la sitúa en un bonito barrio estadounidense, como una forastera asocial poco atractiva, con ideas y sueños visualmente interesantes, pero que el espectador no puede entender ni encontrar ninguna conexión con ellos debido a su extrañeza y distanciamiento. Así, la película no ayuda al espectador a entender a los personajes de la misma y es más bien una sucesión de más y más conflictos entre la protagonista y su madre, profesor, reverendo, compañeros de clase, etc. Los mini papeles de Malcolm McDowell y John Waters son una delicia, pero no elevan la película. Y el final sorprende, pero no conmociona de la manera que quiere.

Audiovisualmente una película decente con una gran banda sonora de Carpenter, que además está bien construida en cuanto a guion hasta el último tercio (ocultando los secretos alrededor de la fábrica). Pero la elaboración del tema en la forma en que finalmente revela las cartas, y la forma en que el personaje principal resuelve la situación, lo entierra todo de forma fiable. Resulta ser una risible película de serie B. Stacey Nelkin se parecía a Michael Jackson.

Una magia simpáticamente seductora de bellas mujeres con vestidos transparentes, en un castillo sobre un lago neblinoso: yo también querría pasear por aquí, al son de una música sensual. Pero cuando se trata del «horror» de apuñalar con una daga y acuchillar con una guadaña, se echa a perder por su ingenuidad. Si se combinaran la poética francesa del erotismo de Rollin y el gore diabólico del euro trash italianos sería una obra maestra gourmet.

La comodidad familiar con la hija adolescente frente a unos palurdos australianos. Un cruel drama de dos planos temporales primero, que en paralelo se gradúan en una tragedia aún más intensa, y luego una imprevisible lucha por la supervivencia. Un montaje bien pensado, un minimalismo audiovisual. La frialdad y la calma con la que está narrada la película la hacen aún más escalofriante. Nos ahorramos las escenas de explotación, pero en otras escenas contenemos la respiración como nunca.

Pretty Woman para la generación actual, que no se ha convertido en un éxito de taquilla porque no está repleta de estrellas. Con todo no le cambiaría nada del reparto. El dúo central simpático (ella también es escandalosamente guapa), el padre bohemio Bruce Campbell divertido. Una película de relaciones de pareja, con diálogos frescos y acertados, que no se deja llevar por las burlas, pero que mantiene la decencia. Al estilo de Judd Apatow, mezclando con gusto la comedia, el drama y el romance sutil. Una agradable sorpresa.

Un documental que trata de escandalizar al espectador con lo deshumanizado e inmoral que es el negocio del porno en Internet con chicas jóvenes amateurs. A través de las confesiones y opiniones de estas estudiantes, que se adentran en ello de buen grado, con alegría y que a menudo lo consideran su primer éxito profesional. A pesar de que tienen diálogos acalorados en casa con sus padres, amigos, etc. Demasiado largo y repetitivo.

La apertura es efectiva pero demasiado moderna en el contexto del resto, preferiría una conclusión más psicológicamente íntima y oscura. Aun así, fue quizás lo mejor que pudo haber sido. Porque honra absolutamente al original y consigue lo más importante: al utilizar los mismos paseos de cámara y la misma música, me devolvió a las mismas calles, patios, pasillos y habitaciones, el mismo lugar con la misma atmósfera única que una vez definió mi afición por este increíble género cinematográfico. ¡Y eso es todo un placer!

Basura inútil de VHS con tomas inútiles y repetitivas para convertir el metraje de un guion necesitado en un largometraje, filtros baratos y actuaciones ridículamente maquinadas. Y la música rock de fondo, elegida de forma inapropiada y que suena constantemente, que se supone que le da algún tipo de energía. Esto no tiene nada en común con el trabajo más antiguo, «de culto», atmosférico y sexy de Jesse Franco.

Un (melo)drama femenino con un puñado de elementos de terror sutiles del viejo mundo. Pero esperar una experiencia de terror sería un error, The Wind trata más bien del desarrollo gradual de un acontecimiento trágico y su efecto psicológico en el personaje principal. Buena realización: pradera desolada en pantalla ancha, el sonido constante del viento, una actuación potente de Caitlin Gerard. Pero no le daré cuatro, no me gustan nada los puzles de flashbacks, me gusta más la dirección hacia delante. [Sitges FF]

Fantástico, repleto de cosas raras de geeks y de perfección técnica. ¿Por qué este tipo de comedias tiene que tener la pelea final más suntuosa, explotada hasta la última gota de potencial, que satisfaga hasta al más sofisticado fan del género? Overlord recuerda todo, desde Sky Captain y el mundo del mañana hasta Zombis nazis, pasando por el Grindhouse: Planet Terror de Robert Rodríguez. Es como un grind house más caro, de categoría A, pero (por desgracia) a diferencia de los típicos representantes del subgénero, se toma a sí mismo en serio, juega a los grandes héroes y se adhiere a lo políticamente correcto. El resultado es una mezcla opuesta de impresiones, que pueden calificarse como sea de una a cinco estrellas. Dependiendo de lo que se espere de él y del estado de ánimo del momento. [Sitges FF]