Enemigos públicos

Michael Mann sabe cómo filmar escenas impactantes en las que se dispara mucho. En eso, será inigualable en Heat. La historia de Dillinger en Enemigos públicos ofrece un tema ideal para este director. Sin embargo, siento que el potencial quedó sin explotar. Tal vez esperaba mucho más de un elenco tan estelar y una historia tan atractiva. Ingenuamente esperaba algunos diálogos maravillosos entre Depp y Bale, de los cuales al final solo quedó uno, que probablemente se quede grabado en mi memoria para siempre. Y, por supuesto, mi favorita, la mágica y maravillosa Marion... (26.12.2022)

Aquí tenemos otra obra en la que Christian Bale juega sorprendentemente un papel secundario. Esta es también una de las razones por las que Michael Mann no alcanzó la perfección de su clásico Heat donde los protagonistas eran iguales. La estrella aquí es Johnny Depp, o más bien su Dillinger, un duro atracador de bancos con el corazón en manos de amada Marion Cotillard. También veo los males de la cámara digital (imágenes caseras baratas, ruido) como una desventaja: lo que funcionaba bien en Monstruoso, porque es un espejo del desarrollo tecnológico actual y la definición de un nuevo subgénero, no puede funcionar bien en una película de gánsteres ambientada en los años treinta. A pesar de eso, la película tiene numerosos aspectos positivos: Es una película policíaca retro varonil, elegantemente dirigida, con un Depp brillante, que es el alfa y el omega de la película. También tiene excelentes tiroteos, escenografías y vestuario de calidad, así como un gran diálogo entre Depp y Cotillard. Mann retrata con brillantez la atmósfera de la época, es apropiadamente cinéfilo y oscuro, y no olvida rendir homenaje a la edad de oro de Hollywood. Enemigos públicos no son tan profundos como Heat, pero tampoco tan vacíos como Corrupción en Miami. Es algo intermedio y aunque esperaba un poco más, estoy contento. (01.07.2009)

A "Michael Mann film" with everything there is to love and hate about it. It's probably going to have a hard time getting through the movie theaters, judging by the reaction of the Johnny Depp fans sitting next to me when I was sitting in there, but it's a hot contender for the title of "film of the year." (10.07.2009)

There’s no need to hide it under a mountain of text, when one word is enough to describe Public Enemies to the tee: borefest; maybe extended with the adjective digital. It’s hard to say why this flat gangster flick needed to be so long, when not a single one of the protagonists develops in any noticeable way (Purvis has only goal for the entire film and Dillinger doesn't evolve at all after meeting Billie). The biggest problem is how uninteresting both of the main characters are; what can you do when you don’t have anyone to root for (because both of them can be seen negatively) and you don’t give a toss about their fates? A weaker 6/10. (18.08.2009)

Mann continues where he left off with Miami Vice – in raw and unadorned filmmaking, in which there is sharp sound and naturalistic image of a digital camera. He once again helps himself wonderfully with music that gives the sequences a gradient and atmosphere. Unfortunately, the intention to make a 1930s version of Heat failed due to the script, and because of Christian Bale. I don't know who is to more blame, but Depp's thug is the main character, and the sleek man of the law is absolutely unable to handle any problems or ambiguities. It’s all about John Dillinger, and Michael Mann, with his foppish and gentleman-like nature, pays tribute to all of the mustachioed gangster melodramas from the past. It works great, including the ending. The motif of Dillinger as the last representative of gallant robbers, which is destroyed by an inconspicuous mafia racketeering, brings a certain depth to the film. For two and a half hours, Public Enemies kept me entertained, because Depp and Cotillard work well together, and Mann is able to dive right into the middle of the events. But there is something magical missing – in this case the poignant tension between law and crime, good and evil. Dillinger and Purvis are both far too unambiguous to form as explosive a pair as Hanna and McAuley. (01.07.2009)