POMO

El guion de una serie de televisión mediocre que no tiene prisa por ningún lado. No solo se puede resumir la historia de nuevo en una oración corta, sino que es igual que la última vez y parece que la próxima vez no será diferente. El movimiento artificial de las lagartijas azules en tierra no ha cambiado desde «Pilot», por lo que la primera mitad de la película parece una demostración de un videojuego. Sin embargo, cuando nos sumergimos bajo el agua, eso ya es otra cosa. Las lagartijas nadan con mucha más elegancia que cuando caminan y saltan, y James Cameron da una vida sin precedentes a los animales y la flora submarinos ficticios. Es hermoso y mágico. Luc Besson quedará encantado. También se da espacio a los personajes humanos en el agua, dando a un sujeto digital artificial la mayor energía física. Todos esos submarinos, cangrejos mecánicos y escenas generalmente malvadas de caza de “ballenas" son geniales. Le recordarán al espectador su alegría de las tonterías de acción en Waterworld. En general, sin embargo, el fenómeno Avatar se convierte más en una atracción de un parque de diversiones (con la promesa de un futuro de realidad virtual) que en una obra maestra cinematográfica en el verdadero sentido de la palabra. Es como la versión de Cameron de una película de Marvel, pero con un pobre desarrollo de los personajes, lo cual es una pena.

No hay mucho por lo que criticar esta película romántica, pero tampoco hay mucho por lo que elogiarla. Una trama de relación segura en la que ninguno de los personajes puede ser juzgado por nada, a pesar de su indulgencia con el fruto prohibido. La falta de mayor dramatización y el cumplimiento al cien por cien del modelo de género hacen de la película prácticamente un romance arlequín. Sin embargo, la ayuda de la sensualidad en las escenas eróticas es agradable. Es interesante ver cómo, gracias a la era abierta de Internet, el sexo sin glamur se está convirtiendo en una parte natural del entretenimiento cinematográfico convencional.

Involucrar al espectador en el rugido de demostración es grandilocuente, la primera toma larga, que parecer ser la única, es una belleza técnica. El motor de la película impulsado por la ira no se ralentiza hasta el final y varias veces nos recuerda los esfuerzos de los cineastas por lograr planos largos excelentemente compuestos y con gradaciones dramáticas. Pero no puede acercarnos lo suficiente a los personajes para experimentar el infierno en su piel. Ni siquiera del personaje más inteligente llegamos a saber algo más íntimo que quién es su hermano. Con una trama tan simple, sin conectar emociones y sin una mayor superposición artística, Atenea se convierte en cierto modo en una construcción muy superficial.

No es casualidad que una película tan hermosa sobre la gente y el mundo del cine sea la confesión autobiográfica del autor de las piezas cinematográficas más sentidas. El círculo se está cerrando, la fragilidad única de la icónica forma cinematográfica de Spielberg + Kamiński + Williams se fusiona con el contenido como nunca antes. Es aquí adonde todo se dirigía. ___ Los Fabelman es el drama familiar contado de la manera más completa que he visto. Y aunque no hay ningún evento trágico en él, para mí personalmente, es el drama familiar más conmovedor. Sintiendo los acontecimientos vitales de la infancia y la juventud en los detalles más pequeños, pero al mismo tiempo más fundamentales, plasmados en una narrativa fílmica adecuadamente sensible y quirúrgicamente precisa. Un mosaico de fragmentos que forman la personalidad de una persona que, a través del dolor y la alegría, se fusionó con la cámara de cine. Y ella misma le reveló el comienzo de la mayor decepción (familiar) de su adolescencia y lo ayudó a resolver con elegancia un problema de acoso escolar. Y el hecho de que luego entrara con su cámara en la historia artística y social del mundo, eso ya es otra historia. ___ La dimensión cinéfila de Los Fabelman es un plus a la narrativa de valores familiares que siempre ha sido el alfa y omega de su obra. Solo que aquí lo convirtió en parte clave de la historia, y más hermoso de lo que hubiéramos podido desear. La sorpresa del reparto en el epílogo y el último plano de la película me pusieron de rodillas. Me devolvieron a donde temía que el cine contemporáneo nunca me devolviera. Steven forever  ❤️

Una película al estilo de Tarantino, pero sin Tarantino. En la anterior La cabaña en el bosque, Drew Goddard hizo malabarismos de manera única con los clichés del género de terror, pero aquí solo intenta torpemente cocinar con los ingredientes de gánsteres femeninos y una variedad de personajes, puestos en una situación precaria. Sin embargo, el problema ya está en ellos. La definición de ambos personajes negativos (chicas) es pobre, y su colisión accidental con la trama principal (Jeff Bridges buscando algo) suena cursi. Y con ellos está relacionado el personaje menos funcional, interpretado por Chris Hemsworth, siendo al mismo tiempo la peor elección de toda la película, que en realidad debería haber llevado su final a un punto mucho más alto. La película tampoco utiliza adecuadamente el potencial del tema "lugar equivocado en el momento equivocado". La mezcla temporal no tiene buenos puntos finales y el ritmo es innecesariamente lento en algunas partes lugares, apoyándose en diálogos que carecen de refinamiento. Pero Jeff Bridges se las arregla como un verdadero hombre, a Dakota le queda mejor el papel de la cabrona que el de la señorita de las Cincuenta sombras de Grey, y al final, el que más sentido resulta tener de todos ellos es el joven Lewis Pullman en su papel secundario.

Genial idea para una fascinante película metafórica y bizarra, pero el resultado es bastante cómico. La mayoría de los personajes sin máscaras son probablemente amigos del director, ya que son incapaces incluso de verse naturales frente a la cámara. Cada vez que una escena realmente se pone en marcha, se corta bruscamente en seco. Ni siquiera hay un rastro de suspenso o una sensación de pavor, o algo de «terror». Aunque la música es ocasionalmente contundente, todo está en las escenas «intensas», que simplemente te dejan mirando con asombro. Si el guionista hubiera tenido la ambición de un largometraje y si la trama hubiera evolucionado hacia algo más interesante, impredecible y directo, Anonymous Animals al menos podría haber funcionado como un jugueteo funcionalmente extraño pero visionariamente complejo.

Una película de fantasía noruega para niños de ocho años. Más soldados, tanques y helicópteros que el troll. En el modelo de Hollywood con todos los clichés típicos. La previsibilidad y el intento de momentos geniales son incluso vergonzosos. Pero el troll se ve genial y la naturaleza noruega es hermosa y evocadora. Y en ella es incluso divertido. Solo deja de funcionar en la segunda mitad, cuando algunos personajes quieren bombardear al troll y otras realmente no saben lo que quieren, pero se supone que deben tener una relación más cercana con él. Un derivado sin sentido del tema de King Kong.

Una película de conversación en un coche en movimiento que te deja esperando a ver qué va a pasar. Un policía, un testigo y un pasajero al azar que no inspira mucha confianza. Sin embargo, el primer giro, por el que esperamos el 90% de la duración, es predecible, y el segundo giro, que concluye la película con un posible punto impactante, es el mayor cliché del género. Además, se basa en la historia anterior de una manera obvia y sin sentido. La admiración por Tarantino se reconoce simpáticamente, y no solo por el tipo de letra de los créditos finales de Pulp Fiction.

Poético, filosófico y un poco romántico. La directora aprovechó al máximo la historia de la vida de una pareja de vulcanólogos que terminó hace décadas, además, aportando un bonito encuadre lírico. En la inusual y no del todo segura predilección de la pareja, así como en su absoluto vínculo como compañeros, encuentran su destino y la misión de su vida. Una vida feliz y cumplida. Las tomas de la pareja en las entrevistas de televisión son divertidas, las del campo cuando captan volcanes en erupción son interesantes. Y las tomas cuando están a unos metros de la lava que fluye, son impresionantes. «Como en el amor, hay misterios. Te enamoras de lo que conoces. Y mucho más, de lo que no conoces.» Una película que se te quedará grabada.

¡ESPÓILERS! Tanto potencial. Y una película tan mediocre. En lugar de un inteligente estudio sociológico sobre la colisión de clases sociales, El menú resultó ser una fábula agridulce sobre un chef enfadado que castiga a unas personas por criticar su comida y a otras por algo que no tiene nada que ver. Y la película lo hace de forma poco imaginativa y a veces incluso estúpida (el teatral castigo al ángel inversor, sin el cual el chef ni siquiera tendría el restaurante). Cero respeto por el villano principal. Ni siquiera se incorpora la figura de la gastrocrítica como metáfora de los críticos de cine que quisieran echar abajo la película. El único personaje de la película cuya percepción de la situación y reacciones ante ella tienen sentido es la protagonista (Anya Taylor-Joy). Además, es ella quien aporta el único impulso creativo imaginativo al concepto de la trama al revelar su identidad. Unas flojas 3*.